Que voy volviendo a volver
Ataque a mi página personal
Comunico a los visitantes de www.rubenkotler.com.ar que la página ha sido hakeada en el día de ayer, siendo el segundo ataque que sufre en un año. La malicia de quien ha cometido esta sin razón, para con una página personal ha ido tan lejos como borrar todo el contenido que en ella había. No se cuando volveré a restablecer alguno de los contenidos, lo cierto es que si han querido cargarse las ideas no han podido, estas siguen, y para los avesados lectores podrán encontrar mis escritos en www.deigualaigual.net ... como siempre.
De mudanzas...
Diario de un Historiador
Por los vivos que están muriendo
Reflexiones de un día domingo
Son cada vez más catastrofistas las previsiones sobre el destino de nuestro pobre planeta tierra. Lo cierto es que después de pasearme por algunos diarios me pregunto si para los que mueren a diario asesinados, en guerras, por hambre, por enfermedades curables, importa el destino de nuestro planeta. Para ellos el final de todo ha llegado. No se trata de despreocuparse por el futuro planetario. Pero se trata de ocuparnos también de su presente. Ese que en Irak, Palestina, Infinitas regiones de África, Asia y América Latina está llegando a su fin más rápidamente. Para un niño desnutrido que está muriendo "literalemente" de hambre en Argentina, el fin del mundo llegará mañana, no dentro de 100 años. En todo caso se hace necesario una redistribución urgente de las riquezas hoy, revirtiendo el cuadro de relación entre los pocos que tienen mucho, demasiado, y los muchos, demasiados que tienen poco, insuficiente. Después que esta "revolución" social comience a transformar la realidad podremos hablar de frenar el desenlace final de nuestro planeta. No sólo por las generaciones futuras, sino también, y sobre todo, por las generaciones presentes. No por los que todavía no han nacido, sino por aquellos que están muriendo.
El reino del revés
Reflexiones de viernes por la tarde
Argentina. Año 2008. Abril.
Buenos Aires. La capital sufre el agobio producto de la quema de pastizales. La protesta se hace extensiva a todo el país. No se puede respirar. Un manto de polvo, humo, y otros componentes tóxicos invaden la gran ciudad. El mundo porteño se paraliza.
Tucumán. La zafra llega a su fin. La quema de los cañaverales trae el hollin a San Miguel, su capital. Los alérgicos lo sufren año a año. El aire se vuelve irrespirable. Miles de personas protestan junto a las ONG's ecologistas. El cielo se tiñe de negro. La ropa se tiñe de negro. Las casas se tiñen de negro. No se ve el cielo. Apenas se deja ver San Javier, el cerro.
Argentina. Año 2008. Abril. El aire que respiramos no es aire. Es apenas una bocanada más de humo. Ya ni los barbijos nos sirven. Ni las mascarillas. Argentina se cubre de polvo. Y aquellos que queman los pastizales, y nos contaminan el aire, ahora hacen piquetes. Ruin. Ruin. El reino del revés.
Cuando todo cae...
Reflexiones de un día martes de abril
Hoy se me caen nuevas estructuras recién construidas. Aparezco al mundo desesperando. Creyéndome eterno cuando no soy más que un envase descartable. Apenas más duradero que un tetrabrick. Apenas más resistente que una caja de fósforos. Pero me niego a irme de este mundo sin dejar una huella, aunque sea pequeña, en él. Dentro de 100 años no seré más que un espectro que habrá de sobrevolar las mentes de algunos pequeños seres que también se irán del mundo como me iré yo. Y en ese viaje final estamos solos. Pues es la vida. El misterio de la vida. Estamos aquí y ahora, creyendo vivir eternamente, cuando somos apenas una lata en conserva con fecha (incierta) de vencimiento. Hoy estoy pesimista respecto a la vida. Mañana tal vez madrugue pensando que vale la pena el intento de querer cambiar este putrefacto, individualista, egoísta y demoníaco mundo. Mientras tanto cierro los ojos... el sueño me vence. Se que me tiraré en la cama a perder más horas de producción canjeables por una pesadilla que me acompañará hasta que el sol me anuncie que es hora de levantarme nuevamente. Hoy, martes casi miércoles, nuevas estructuras recién construidas se derrumban una a una. Mañana será día de volver a construir nuevas. Aunque ya sepa que al caer la noche volverán a derrumbarse como un castillo hecho de arena.
Pongamos que les cuento de...
Reflexiones de un domingo de madrugada
¿Qué es Madrid sino un pedazo de sueño hecho añicos? Salgo por la Gran Vía, de paso por La Cibeles me detengo a llorar. Procuro no chocarme contra el Banco Central. Sigo hasta la Puerta de Alcalá, de ahí al Retiro. Todo muy turístico. Hasta que de pronto decido seguir al rastro. Día domingo en la mañana. Madrid parece un sueño. Un letargo. El Rastro se confunde con San Telmo. Sí. Madrid parece Buenos Aires. Bella. Puta. Desordenada. Límpida. Con la Puerta del Sol, que no es una puerta. Con su Plaza Mayor, que no es la más bonita de España. Porque la más bonita, dicen, está en Salamanca. Y me descubro habitando las calles de Madrid. Me descubro pensando un sueño hecho añicos. Volver. Con la frente marchita. Las nubes. Del tiempo. Ahora Madrid. Que para ser perfecta te falta el mar. El Mediterráneo para ser más preciso. Barcelona lo tiene. Y envidias. La vida es un metro a punto de partir. Es Buenos Aires. Es Nueva York. Es todo lo que soñamos. Antes que los sueños se nos hagan añicos. Madrid de mis amores. Tu misterio divino. Hoy no se. Mañana tal vez. Caigamos rendidos.
He perdido la capacidad de asombro
Reflexiones de un día miércoles
Nuevos aires de guerra sobrevuelan Medio Oriente
Sólo falta comunicar cuándo se lanzará la ofensiva contra Irán
A la Plaza de Mayo
Mítica Plaza del Pueblo. Aforo de grandes rebeliones. La de las Madres con sus pañuelos. La de los Pañuelos con sus hijos. La del 17 de Octubre. La del pueblo queriendo saber qué ocurre. La de Mayo. La de Junio. La de diciembre. La Plaza. La de las palomas volando libres. La del jubilado alimentando a las palomas. La que pide por pan y trabajo. La del acampe piquetero. La de los turistas posando para la foto. La puerta a San Telmo. La del Cabildo. La de la Catedral. La que mira al Obelisco. La que mira al Río de la Plata. La de la Rosada. La Rosada que la mira. Confusa. Hermosa. Desordenada. Sucia. La de la fuente. La de la turba. La de la chusma. La de Silvio cantando bajo la lluvia de Mayo. La de los presidentes. La de los dictadores. La que llama a la guerra. Y si quieren venir que vengan. La del cabildo abierto. La de las cacerolas. La de la gendarmería reprimiendo. La del pueblo resistiendo. Es ella. La Plaza de Mayo. Única en el mundo. Centro del mundo. Única en la vía láctea. Centro del universo. Es ella. La mítica Plaza.
La herencia del ‘68
por RK en De Igual A Igual
Cuarenta años se cumplen del mítico mayo del ’68. Llamado el mayo francés, ha sido uno de los movimientos de protestas más importantes del siglo XX de una Europa resucitada tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial. Su espíritu llegaría sin lugar a dudas a América Latina. Argentina tendría su propio Mayo Francés con el Cordobazo de Mayo del ’69. Pero de lo que quiero hablar aquí es de la herencia que en provincias argentinas más pequeñas, consiguieron hacer de la rebelión obrero estudiantil una epopeya y de la herencia que nos queda a casi cuatro décadas.
De aquí la pregunta ¿Pero qué ha pasado con la humanidad para que las banderas setentistas de un mundo distinto sigan flameando? ¿Es qué no hemos aprendido nada en esto 40 años? ¿Es que no hemos asumido que el mundo es uno sólo y todos tienen derecho de vivir en él con dignidad? Y cuando recorremos la geografía de provincias como la tucumana, nos damos cuenta que no sólo no hemos conseguido establecer un sistema justo y equitativo de las riquezas, sino que hoy, 2008, a 40 años de la rebelión universal, estamos peor todavía.
¿Qué democracia es esta? Nos preguntamos aquellos que no creemos que con votar sea suficiente. Tampoco creo que con la sola imaginación en el poder basta. De aquí se trata entonces de renovar los postulados para cambiar una situación que a priori se presenta casi como una utopía. Pero en países como en Argentina, donde se produce alimento para 300 millones de personas, que todavía se mueran de hambre los niños es una vergüenza y es la clara señal que el sistema que se nos vende como el mejor posible no sirve. Y aquí la renovación de los planteos setentistas. La discusión en entonces era, entre otras, la forma de tomar el poder para cambiar una sociedad que ya en aquellos años se perfilaba con las desigualdades que imperan hoy. Y es que la reacción no duda en usar la violencia cuando ve peligrar alguno de sus ya pingues beneficios. Lo vimos hace un año con el asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba y lo vemos hoy en día con las protestas que los grandes terratenientes realizan sólo porque un gobierno ha decidido que deben pagar más quienes más ganan. Pero en este macondesco panorama argentino los ’70 se diluyen cuando algún sector de la izquierda argentina acompaña los piquetes de la abundancia, como los llama CFK.
Y es aquí donde se hace preciso explicar que aunque las medidas del gobierno se presenten como popularmente justas, lo serían si del resultado del aumento de las retenciones a las exportaciones vuelve en forma redistributiva a los que menos tienen. Pero ni la Oligarquía terrateniente ni el gobierno pseudos popular kichnerista representan los verdaderos intereses llamados nacionales. Los primeros no quieren perder la prerrogativa de continuar enriqueciéndose aún a costa de empobrecer hasta la misma tierra. Recordemos el daño que las grandes extensiones de soja le generan a la Pachamama. Tampoco el gobierno representa un modelo social justo de reparto equitativo de las riquezas. Seamos claros: sin una reforma agraria real el modelo de producción capitalista seguirá distribuyendo de manera desigual y quienes más tienen seguirán teniendo cada vez más (a pesar del aumento de las retenciones) y los que menos tienen, los perdedores del sistema, los excluidos, los olvidados, seguirán muriendo de hambre.
Otro mundo es posible gritan desde las arenas de los movimientos sociales. Y aquí la urgencia de empezar a gritar: otro mundo no solo es posible sino también es necesario. El que plantearon los luchadores sociales setentistas, esos mismos que por querer ese otro mundo fueron desaparecidos por el régimen procesista. Los extremos se juntan. Porque ¿Quiénes son los grandes señores agropecuarios que hoy cortan rutas? Son los herederos de los Alfredos Martínez de Hoz, los señores de la Sociedad Rural. La batalla aquí está lejos de darse, pero es imperativo que los sectores populares vuelvan a discutir, como se discutía en los ’70 la necesidad de tomar el poder para cambiar un mundo que es necesario cambiar, ya no sólo posible. La herencia del ’68 nos convoca. En nuestras manos está transformar la realidad. El método tendrá que discutirse una vez más. Seguramente no se decidirá en una urna. El tiempo de la acción no puede esperar 4 años, porque mientras tanto los niños seguirán muriendo de hambre.
El 24 de marzo y las efemérides en Argentina
por RK en De Igual A Igual
Un nuevo 24 de marzo nos recibe en este 2008 donde los derechos humanos en Argentina siguen estando lejos del alcance del ciudadano de a pié. Sin embargo algunos avances en materia judicial en la revisión del pasado se han hecho, avances que no son firmes ni decididos, pero que dejan al abrigo ciertas expectativas en el imaginario de los militantes de los organismos de derechos humanos.
A 32 años de la noche larga de la represión los organismos de derechos humanos repetirán el ritual de siempre: las marchas, los pañuelos blancos y los discursos implorando por la verdad, por la justicia y por el castigo a los responsables. Sin embargo la justicia, esa lenta señora de ojos vendados, no llegará decidida este 2008 como muchos esperan que suceda. El aparato represivo en Argentina no ha sido desmontado y la prueba más evidente de esto es la desaparición hace un año y medio de Julio Lopez, testigo clave en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. Pero los organismos volverán a pedir por su aparición y por la aparición con vida de los 30.000. Contradictoria actitud del movimiento de derechos humanos argentino, que mientras manifiestan el 24, admiran la gestión de los Kirchner porque creen que al fin una administración ha hecho de la causa de los familiares de represaliados su propia causa.
Pero la entrega de la ESMA suena más como un acto demagógico que la parte central de una política real de derechos humanos, y en ese contexto la idea que se tiene de los derechos humanos es limitada, incluso en la idea de los juicios contra los represores. Seamos claros: no se va a juzgar a los rangos inferiores. Y en esto, parece que el cansancio de los organismos (y hablo del organismo en tanto cuerpo de los militantes) hace que lo poco demagógico suene a mucha acción. Pero es sólo ruido, mucho ruido y pocas nueces, como dice el refranero popular.
Otra vez la necesidad de cuestionar el concepto de derechos humanos. Demagógicamente dos o tres condenas a represores viejos, casi moribundos, que da igual que se mueran en lo confortable de sus hogares, que en una fría celda de una cárcel común. Es que hasta en esto el sistema es benévolo con los criminales y estos han superado los 70 años y pueden gozar del beneficio de esperar la muerte en la calidez de sus hogares. Derechos que no son revisados de leyes tan vetustas como vetusta es la idea de derechos humanos con la que coquetea la administración K. Y vetusta porque se olvida de los derechos sociales, esos que miles de argentinos no ven satisfechos por la falta de empleo, de educación, de salud, solo por nombrar algunos ítems en la materia. Pero el 24 el ritual se repetirá, como todos los años. Y es necesario que se repita. Pero ya no basta una marcha el 24 de marzo para exigir a este Estado argentino que haga cumplir la letra firmada en los pactos internacionales. Es que en Argentina sigue habiendo desnutrición, se sigue discriminando a los aborígenes del Chaco y de la Patagonia, el desempleo sigue en niveles insoportables, los números dibujados por el INDEC son una prueba de cuan lejos está el país más austral del cono sur de ver cumplidos los derechos fundamentales de todos sus habitantes. El ritual se volverá a cumplir, por los 30.000 desaparecidos, esos, que desde los años ’60 buscaban un país mejor, un país de plenos derechos humanos. Osvaldo Bayer en el documental el Tucumanazo, estrenado en septiembre de 2007 afirma categórico: no puede llamarse democracia en un país que viven millones de desocupados, la democracia debe repartir. Y agrego que si esa democracia no reparte, en un país que además tiene excesivas riquezas para repartir entre todos sus habitantes, esa democracia es ciega, incumple los derechos humanos y por lo tanto habrá que rebautizarla con otro nombre: dictablanda o democradura. El eje de los actos del 24 en Argentina deberán ir por ese camino, ya no sólo exigir juicio y castigo, no sólo exigir la verdad, no sólo exigir y con firmeza la aparición de Julio López, deberá exigir que estos otros derechos humanos, los sociales, sean cumplidos, de lo contrario seguirá ganando en el país del no me acuerdo, la política ultraliberal instaurada ese 24 de marzo de 1976. Llámese Loustou o llámese Martínez de Hoz, el ministro que ocupe el ministerio de economía dará igual, la continuidad parece asegurada, en estos tiempos donde el consenso de Washington no es ni será abandonado en Argentina por más que quieran disfrazar de derechos humanos un sistema que no reparte. La mejor forma de honrar a los 30.000 y de enaltecer su recuerdo es luchando desde este presente por otro país, por otro reparto de las riquezas, por otro Estado, un Estado que levante las banderas de los derechos humanos, pero que mire a este presente y no juegue con los valores de quienes no están. La mejor forma de honrar la memoria de los 30.000 es tomar sus banderas de lucha. Ellos querían otro país, no el que hoy, 24 de marzo de 2008, tenemos.
¿Dónde estaba yo cuando ocurrió el crimen?
A cinco años del inicio de otra guerra en Irak
por RK en De Igual A Igual
Cuando se cumplen aniversarios de sucesos que conmueven a la opinión pública, ésta o buena parte de ésta, comienza a pensar en qué estaba haciendo en el exacto momento en que el hecho ocurrió. Por poner un ejemplo, cada 11 de Setiembre, cuando los medios masivos de comunicación nos machacan una y otra vez con imágenes de los aviones chocando contra el Trade World Center inmediatamente los sensibles ciudadanos del occidente civilizado y cristiano se retrotraen al momento en que se han enterado de la noticia y recuerdan qué estaban haciendo en aquel momento. Sin embargo poco nos preguntamos sobre qué hemos hecho para evitar que la tragedia suceda. Y cuando se cumplen cinco años de la invasión a Irak por parte de las potencias aliadas encabezadas por Washington y seguidas por sus títeres Madrid y Londres, es cuando debemos preguntarnos concienzudamente qué hemos hecho para evitar la invasión, para evitar el desastre de la guerra, para prevenir este segundo Vietnam.
Con marchar no basta. Al menos desde la invasión estadounidense a Vietman quedó claro que protestar en la vía pública con un cartel con la consigna de Paz y Amor no es suficiente. No ha sido suficiente entonces, no ha sido suficiente con la invasión hace cinco años a Irak y no lo es con la barbarie que se comete en Palestina. Y no lo es, porque a las potencias poco les importa que los ciudadanos se movilicen expresando la repulsa a tanta miseria humana. Y no les importa porque detrás de cada guerra está la poderosa industria armamentística que necesita vomitar las decenas de miles de toneladas de hierro preparadas para asesinar, para poder volver a producir para la próxima guerra que nos garantice el consumo necesario para seguir produciendo. La vorágine de los tiempos que corren, que hacen que más a menudo se necesiten las guerras para descargar tanta tecnología bélica que de no usarse quedará vetusta guardada en los depósitos de los constructores de la muerte. ¿Y la humanidad? ¿Dónde estamos cuando tanto horror se produce? Ya no lo interrogarán las generaciones futuras, porque estas generaciones actuales nos preguntan qué hacemos los ciudadanos de a pié para evitar tanto crimen, tanto genocidio y tanta destrucción sin sentido. Y la respuesta de siempre: poco y nada. Qué hicimos cuando nos enteramos que cinco años después un imitador casi payasesco de Hitler no sólo no se arrepintió de la invasión a las tierras donde nació la civilización, sino que con todo desparpajo el pequeño fascista de bigotes hitlerianos nos quiere convencer que hoy Irak, con las decenas de muertes por día, el país del caos y la destrucción, está mejor que hace cinco años. Vaya libertad la suya pequeño fascista. La suya y de la sus amigos, esos que han salido junto a usted en la foto en las Azores. ¿Y qué hacemos nosotros, ciudadanos del mundo, cuando escuchamos estas vomitivas declaraciones? Haremos miles de manifestaciones en todo el mundo, como las que se llevaron a cabo en España durante el último fin de semana. Pero por triste esto ya no alcanza. Nunca alcanzó. Pero ahora alcanza menos que antes. Porque antes, al menos, un osado ciudadano de a pié podía parar un tanque colocándose con toda su humanidad enfrente, pero ahora ya sabemos que esos tanques aplastan sin más a quien se interponga en su camino, y mucho más si el símbolo detrás del manifestante es una paloma de la paz. En estos comienzos del siglo XXI es hora que los ciudadanos comencemos a organizarnos de manera más efectiva, comencemos a fortalecer las redes de intercambio de información y concretemos acciones más efectivas contra estas guerras imperiales, de lo contrario, la tragedia del Siglo XX, con sus guerras, con sus bombas nucleares, con su destrucción masiva, con su máquina de la muerte, con la fábrica de asesinar personas, será un juego de niños para lo que nos espera en un sombrío panorama mundial. Es hora de guardar los carteles, de dejar las calles y organizarse en otro tipo de acción. Más violenta seguramente. Pero habrá que buscar los mecanismos válidos y necesarios para hacer frente al monstruo guerrero, sediento cada vez de más sangre, de más muerte y más destrucción. Para que las generaciones futuras (y presentes) no tenga que cuestionarnos una vez más acerca del lugar desde el cual hemos visto pasar a la tragedia por nuestro costado. La humanidad lo requiere. Y de manera urgente.
Demasiado cerca desaparece
Reflexiones de un día Lunes
24 de marzo de 1978. Año del mundial. Se celebra en todo el mundo el 30 aniversario de la declaración universal de los Derechos Humanos. Estamos a 10 años de las gloriosas jornadas que dan nombre al Mayo Francés. En Argentina todavía desaparece gente. Es el año del mundial, sí. Y a metros del estadio Monumental se tortura a los desaparecidos. Marzo de 2008. Julio López sigue desaparecido. Hace poco menos de un año la policía asesinó a Carlos Fuentealba, manchando las tizas de sangre. Todavía hoy, mueren por hambre los chicos pobres de Argentina. Este año celebramos el 60 aniversario de la declaración universal de los Derechos Humanos. Demasiado cerca desaparece.